En los últimos años por diferentes razones he platicado y aprendido de expertos vitivinícolas mexicanos y de EUA en diferentes regiones, abordando las alteraciones que se han tenido en la producción global derivado del cambio climático en una industria que es muy sensible a cambios de temperaturas, patrones en los ciclos y estaciones del año, etc. De igual manera, hemos empezado a ver producciones en paralelos al norte que jamás nos podríamos haber imaginado, y por el lado opuesto en otras regiones que han sido tradicionalmente fuertes, en paralelos o países al sur como Sudáfrica o Argentina, estos están sobrellevando problemas de mantener sus niveles de producción cada año.
El pasado fin de semana tuve la fortuna de regresar a la zona vinícola de Querétaro, sumándole el gusto de vivir en Ensenada por más de 25 años cerca del Valle de Guadalupe, me van dando contexto de México y la evolución del vino también en California, EUA, el cual ha tenido un termómetro complicado, que me deja algunos aprendizajes que buscaré dejar plasmados en la presente columna.
Me gustaría empezar con el marco global ¿Qué está pasando en el mundo del vino, el planeta y el marco del cambio climático? La respuesta la encontramos en la medida que las temperaturas incrementan, las condiciones de cultivo que emanan, y la necesidad de los productores de vino en recurrir a diferentes formas para adaptarse y asegurar la cantidad, calidad y consistencia en el paladar de sus consumidores. Aquí puedo resaltar algunas acciones que se han tomado, como:
- Cambio y desarrollo de variedades de uva: se están comenzando a plantar y desarrollar cepas más resistentes a los cambios de temperatura, calor y con maduración más rápida.
- Implementación de prácticas de cultivo sostenible: el mejor ejemplo es la agricultura orgánica y la biodinámica, donde consigues lo mejor de los 2 mundos, bajar la huella de carbono y vuelves al viñedo más resiliente y eficiente.
- Esfuerzos multisectoriales de las bodegas y del sector: así como entre otras industrias, existe mayor colaboración entre la competencia y aliarse con otros sectores clave como sector público, académico, ONG ’s para entre todos desarrollar proyectos sostenibles ante el gran reto.
Si nos vamos a ejemplos de retos y soluciones a nivel de estado, California tiene una larga historia de sequías récord, adaptación al cambio y demostración de su compromiso con las prácticas ambientales sólidas y trabajar a favor de su comunidad. Los mejores ejemplos de estos esfuerzos se encuentran vía los programas educativos y de certificación de la Alianza Vitícola Sostenible de California (CSWA), establecido por el Wine Institute y la California Association of Winegrape Growers. CSWA es el programa de sostenibilidad del vino más completo y ampliamente adoptado en el mundo.
Existen proyectos que abordan el cambio climático por parte del Wine Institute y CSWA, que han trabajado durante casi 20 años con miembros de bodegas, otras asociaciones agrícolas y la comunidad académica de investigación para desarrollar trabajos clave como:
- Un protocolo de gases de efecto invernadero (GEI) que mide las emisiones de gases en bodegas y viñedos, todo ello asociándose internacionalmente con Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
- El Wine Institute realizó un estudio de la huella de carbono de California Wine para identificar las áreas con mayor oportunidad de mejora y de esa manera reducir las emisiones, por ejemplo, de empaque, nitrógeno aplicado en viñedos, uso de electricidad y distribución.
- Se lanzó una herramienta de métrica de rendimiento en línea para ayudar a los productores y viticultores de California a medir, rastrear y mejorar su uso de los recursos naturales y reducir su huella de carbono.
El programa educativo de viticultura sostenible de CSWA ha obtenido la participación de casi 2,100 bodegas y viñedos; hoy en día, más del 85% del vino de California se elabora en una bodega sostenible certificada y casi un tercio de los viñedos del estado cuentan con dicha certificación, ahora será clave seguir adoptando estas prácticas en México y la región.
Al igual que los viticultores de todo el mundo, las bodegas y viñedos de California, Baja California y México responden a los problemas climáticos y meteorológicos a diario. La diversidad de las regiones de cultivo de Norteamérica, la habilidad y la experiencia de sus viticultores, junto con su compromiso con la viticultura sostenible garantizarán que el vino siga siendo una industria de constante crecimiento y calidad.
Realidad, reto y oportunidad: La industria en general está combatiendo efectos de poder adquisitivo del consumidor, bajas en producción en zonas cómo Argentina, Australia, Brasil, Nueva Zelanda y Sudáfrica por calentamiento global, y el incremento en los insumos principales, desde el vidrio, corcho, cartón y fletes, en rangos de 20-40% en los últimos 3 años, donde tiene que volverse la industria mucho más eficiente en como lleva su producto final al mercado y empezar a desarrollar nuevas zonas más al norte donde se tenga cierta similitud con el clima mediterráneo ideal para cultivar la uva.
Por otro lado, me llena de esperanza empezar a ver cada vez más programas educativos e instalaciones de primera como la Facultad de Enología y Gastronomía de la Universidad Autónoma de Baja California o el Centro de Estudios Vitivinícolas de CETYS Universidad (CEVIT) iniciando un centro de investigación en México en temas del vino, donde se reafirma el compromiso multisectorial de gobierno, sector empresarial y académico con una de las vocaciones productivas más importantes del estado de Baja California.
Ahora el gran reto de la vitivinicultura será seguir alineando talento, recursos naturales y una realidad de cambio climático en una zona con alta sequía donde debemos demostrar y ser ejemplo que: ¡¡¡Sí podemos desarrollar el vino de manera sostenible!!!
Comentarios
La importancia de una visión intersectorial e interinstitucional para potencializar los agronegocios de manera sostenible, en toda la cadena de valor.
Muy interesante su aporte.