Contingencia ambiental, 2 palabras nada extrañas para la Ciudad de México, que, si bien después de 2 años de pandemia se pudieron alejar un poco de la realidad, pues hubo algunos días que subieron los niveles de contaminación, pero aun así se pudo lograr disminuir un 10% de emisiones por menos movilidad, la semana pasada fue su regreso, un retorno drástico que involucró la fase 1 y por ende el tomar medidas necesarias por 1 día. A pesar de hablar de una disminución de emisiones en un porcentaje tan pequeño, realmente no es nada en función de lo que requerimos, ya que, con el regreso a la normalidad, vemos que se ha perdido esta reducción coyuntural pandémica.
Para tener datos contextuales, el área Metropolitana de la Ciudad de México es una de las mega-ciudades más grandes del mundo, con un estimado de 22 millones de habitantes. La ciudad capitalina, por muchas décadas, ha sufrido de contaminación abismal, esto no solo por el área geográfica de cuenca que atrapan los contaminantes, sino por su propia generación de emisiones.
Existen records de los que jamás quisiéramos tener, como en 1992, al ser nombrada por la ONU como la ciudad más contaminada del planeta. Esta macro-región representa el 17% de la población del país y alrededor del 10% de las emisiones.
Si le sumamos a estos indicadores alarmantes de los 80´s y 90´s, el crecimiento continuo de la ciudad, junto con el número de vehículos circulando, aumento industrial, y una intensa radiación solar, armamos la fórmula perfecta para una pésima calidad del aire.
En cuestión del clima, en épocas de frío hay fuertes inversiones superficiales y picos más altos de contaminantes primarios por la mañana. En la temporada de calor tiene más radiación ultravioleta que provoca más smog. En tiempos de lluvias sí baja el nivel de pequeñas partículas sólidas y monóxido de carbono, pero se mantienen los niveles altos de ozono debido a la intensidad de la fotoquímica antes que inicien las lluvias por la tarde; por lo que la calidad del aire es una preocupación a medir de cerca los 365 días del año.
A pesar de que, tanto sector público como otros sectores clave, han trabajado sobre esta situación de la mala calidad del aire como uno de los principales retos sostenibles desde los 80´s, implementando decenas de programas, como eliminar plomo en la gasolina, mejora tecnológica en los vehículos, uso de más gas natural, sustitución en algunas fuentes de combustibles fósiles y la inspección de emisiones de vehículos (programa “hoy no circula”), no han sido suficientes, pues el continuo aumento de población y la actividad que representa han salido de sus manos.
Como complemento estratégico se han implementado planificaciones de reducción de emisiones de todos los sectores, proyectos de energía renovable que iniciaron con buen ritmo y que NO debe perderse, planes de comunicación y educación ambiental, asignación de presupuesto de miles de millones de dólares apoyados por el Banco Mundial y el BID entre muchas entidades y fondos.
Algo muy relevante es que dentro de las mayores medidas de reducción de emisiones son los proyectos de captura de biogás y manejo de residuos, que me da mucho gusto ver avances en proyectos como “Bordo Poniente” del Instituto de Ingeniería de la UNAM y Gobierno de la CDMX enfocados en la carbonización hidrotermal, que para efectos prácticos están convirtiendo la basura orgánica (72 toneladas de materia orgánica húmeda y 25 toneladas seca por día) en electricidad a través de gasificación y pellets de carbón vegetal, siendo la primer planta piloto de 36 que están buscando implementar.
Sin olvidar el transporte público, también deben reconocerse medidas eficientes, como corredores especiales, áreas y vialidades verdes, renovación de flotas de taxi y medidas de inspección.
En el sector residencial se han implementado a nivel local y nacional, programas de iluminación eficiente, renovación de línea blanca y equipos sostenibles en los hogares, desarrollo de viviendas verdes, así como centros de reciclaje.
Como se pueden dar cuenta la Ciudad de México y todos sus sectores han estado trabajando por décadas en mejorar la calidad del aire y de vida, sin embargo, estos esfuerzos han sido rebasados por el incremento en esta zona de cuenca, sin omitir aspectos naturales como las estaciones del año, cada una con su complejidad, por lo cual es clave reforzar proyectos, programas y emprendimientos “ganar-ganar”, que promuevan el desarrollo, todo ello siendo sostenible siempre y a favor de los ciudadanos solidarios y el planeta de la mano.
Sin olvidar que todos somos parte de este trabajo, todo proyecto cuenta, acciones desde tu casa, comunidad y empresa son clave para una ciudad sostenible.
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