Oficialmente esta semana, específicamente el 21 de junio, en nuestra región del continente es apenas el primer día del verano, pero como sabemos y sentimos ya tenemos semanas e incluso meses en algunas zonas con temperaturas completamente altas y fuera de rango para las fechas del año. Este patrón lo empezamos a ver en múltiples ciudades de Europa, pasando récords de los 40 °C, y no se diga lo que ocurrió en Pakistán, algo sumamente impactante y que fue hace unos meses, hablo de una ola de calor ardiente, con partes de la nación ya abrasadas por temperaturas de casi 50 °C, arriba de la escasez de agua, y ni se diga de lo que ocurrió hace 1 mes en algunas zonas no solo de Pakistán sino también de la India, pasaron días, pero en especial uno, en donde el calor del 29 de abril llegó a un valor máximo que supera los 62 °C.
Tal vez puedes estar pensando: para qué irnos tan lejos si aquí en el Noroeste de México estamos igual de temperatura, sumándole así la sequía extrema. Nuestro vecino del norte en los pasados meses rompió récords de calor, desde Texas hasta Massachusetts, y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, para los meses de julio y agosto está pronosticando un aumento de calor para las cifras históricas.
El impacto que tiene esto sobre nosotros va desde actividades básicas, de trabajo al aire libre, de todo tipo de afectaciones que tiene en el sector agrícola, que en muchos casos es 100% dependiente de la temporada y estacionalidad de riego por lluvia, a la par del aumento de temperaturas también están las tasas de mortalidad y lesiones en trabajos a la intemperie, debido a que el cuerpo humano solo puede soportar un rango limitado de temperatura antes de que comience a tener un impacto en el mismo, y para ello tengo claros recuerdos de tristes incidentes en el desierto de Sonora o Valle de Mexicali, en Baja California, justo por no tomar las medidas preventivas necesarias. El efecto cadena en el cuerpo humano va desde el incremento de flujo de sangre a la piel, seguido de la presión al corazón, junto con una señal del cerebro a los músculos que bajan su intensidad, trayendo de la mano fatiga, mareo, dolor de cabeza y evidentemente la capacidad de reacción se ve limitada ante una posible amenaza de accidente y los sentidos no trabajan al 100%. Obviamente si la temperatura corporal sigue subiendo de 40 a 41 °C, comienzan problemas de funcionamiento de órganos que pueden terminar en consecuencias mortales.
No solo son altas temperaturas lo que está afectando tanto a las islas como a las zonas costeras, sino que también son las arrasadoras tormentas cuando llega toda el agua de un sopetón, mezclando el incremento del nivel del mar que causa cada vez más daños humanos y materiales. Tenemos datos alarmantes de la ONU, que reflejan daños entre 2010 y 2020, pues las sequías, las inundaciones y las tormentas mataron a 15 veces más personas en países de los más vulnerables de África, Sur de Asia, Caribe y Sudamérica en comparación con países desarrollados.
En este momento nos encontramos en “modo adaptación”, donde es clave en trabajos al aire libre sometidos a altas temperaturas, contar con rutinas más consistentes de hidratación, cuidar las horas de trabajo y descanso, condiciones en general buscando instalar sombras o implementar tecnologías desde aire lavado para refrescar, sin embargo, en ciertos trabajos como los agrícolas en muchos casos es imposible. Por lo que, de igual manera es fundamental capacitar a los supervisores para prevenir situaciones de riesgo, implementar planes de emergencia cuando se llega a condiciones de peligro por altas temperaturas y ante todo cuidar lo más importante que son vidas, seres humanos.
Por otro lado, con datos tan contundentes y afectaciones clarísimas me siguen brincando tantas contradicciones, en especial con estudios recientes de la Generación Z, que es la que más se preocupa por el futuro del planeta e influye en los demás para que tomen decisiones de compra y acciones centradas en la sostenibilidad.
Sabemos que esta generación está integrada por personas nacidas entre 1995 y 2010, 3/4 partes de esta prefieren comprar de forma sostenible e influye en su toma de decisión final de marca, o al menos es lo que arrojan los resultados de los encuestados en un estudio sobre las actitudes de los consumidores de EUA, en referencia a las compras sostenibles, estudio por “First Insight” y el Baker Retailing Center de Wharton School de la Universidad de Pensilvania.
Pero en resultados de estudios sobre los obstáculos a la sostenibilidad, es decir: ¿Qué nos impide avanzar? La principal razón para no adoptar un cambio positivo como declaran 2/5 partes de los encuestados de Inglaterra es la falta de interés, seguida por un segmento del 16% que dijo que era demasiado costoso, y otro 15% que prefiere tener más información antes de considerar cambios en el estilo de vida.
A medida que la crisis climática sigue afectando nuestras vidas, la conciencia de la necesidad de actuar de forma sostenible crece entre la población de todas edades, de todos los continentes, de todos los pensares y creo que no es momento de esperar más datos. Qué más interés debemos tener para que nuestra generación empiece a tener condiciones para vivir, pero sobre todo la pregunta es: ¿Qué acciones sostenibles voy a emprender para dejar un mejor planeta a mis hijos y nietos? ¡¡¡ACTUEMOS, no tenemos un Planeta B!!!
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