Conmemorar el Día del Padre con acciones de igualdad de género

Cada vez más vemos movimientos y voces feministas que luchan por la igualdad de condiciones para las mujeres en el ámbito social, político y económico. Aunque estamos lejos de alcanzar la igualdad de género, se han tenido grandes avances con acciones afirmativas y a favor de la mujer que el gobierno y las empresas han desarrollado, sin embargo, al hombre se le ha invisibilizado y se le han puesto etiquetas de “proveedor, macho, hostigador, acosador, etc.” Lo que ha hecho que estemos aún más lejos de alcanzar la igualdad.

Es por eso que el Día del Padre, más allá de la celebración, debería convertirse en una fecha para la reflexión sobre las relaciones de género que establecen los hombres con las mujeres adquiriendo así un compromiso con el cambio hacia actitudes y prácticas más igualitarias.

Las estadísticas en México,  constatan que la implicación de los padres en los trabajos reproductivos y de cuidados sigue siendo dolorosamente desigual. Y aunque la tendencia hacia posiciones y prácticas más igualitarias ha ido en un lento pero paulatino aumento en las últimas décadas, es especialmente visible en el escaso número de padres que reducen su jornada o tienen más de 5 días de licencia de paternidad. 

En este sentido, destaca que, cada vez contamos con mayor evidencia científica de que la implicación de los hombres en la crianza y los trabajos reproductivos es un factor clave para la transformación de la realidad hacia paradigmas sociales y de relación más justos e igualitarios.

Para las mujeres, los estereotipos sobrevaloran las tareas reproductivas y la maternidad como actividades definitorias del “ser mujer”. Ligadas a estos atributos, se aprecian otras cualidades como el altruismo, la intuición y el cuidado de los integrantes de la familia, que se consideran parte del “sentido íntimo de la maternidad”, justificando el abuso de poder y la falta de oportunidades de las mujeres dada la sobrecarga de trabajo doméstico.

De igual forma, para los hombres prevalecen mandatos sociales que giran en torno al trabajo, su rol como políticos y agentes de la vida pública y sus funciones de proveeduría económica en el hogar. Los papeles de género tradicionales que desempeñan también tienen su precio. Diversas investigaciones han demostrado que a los hombres se les socializa en la represión de sus emociones y la solución violenta de conflictos, exponiéndolos a situaciones de mayor riesgo.

Si las empresas y el gobierno implementan acciones a favor de la paternidad, se facilitará que las mujeres de hoy alcancen su máximo potencial. Al ser corresponsables de los cuidados y las tareas domésticas, los hombres apoyan la participación de las mujeres en la fuerza laboral y la igualdad de las mujeres en general. La paternidad equitativa también se transmite de generación en generación: se ha comprobado que contribuye a que los niños acepten la igualdad de género y a que las niñas tengan sentido de autonomía y empoderamiento.

Los padres que se apegan de forma más positiva a sus hijos e hijas afirman que esta relación es una de las razones más importantes de su bienestar y felicidad. Algunos estudios señalan que los padres que tienen una relación estrecha y sin violencia con sus hijos e hijas viven más, padecen menos problemas de salud mental o física, tienen menos tendencia a abusar de las drogas, son más productivos en sus trabajos y dicen sentirse más felices que los padres que no dicen tener este tipo de relación con sus hijos e hijas.

Es importante visibilizar la experiencia de los hombres en su condición de género, contribuyendo a una mirada más integral e histórica de sus necesidades, intereses y contribuciones al cambio. Esto ayudaría a desplazar la creencia de que son “representantes de toda la humanidad y proveedores”, para considerarlos en su diversidad y especificidad histórica.

Para que el cambio sea sostenible, nuestra conciencia de género debe reflejarse en prácticas que promuevan el respeto a las diferencias y eliminen la desigualdad entre mujeres y hombres. Ello implica adoptar una postura individual y colectiva más activa hacia la equidad, tomando en cuenta que se beneficiará a las mujeres y al conjunto de la sociedad mexicana presente y futura. Algunos de los beneficios que tendrá el visibilizar al hombre como sociedad son: 

Menor presión social para desempeñarse como únicos proveedores del hogar, experimentar y disfrutar una paternidad responsable y libre de estereotipos, disminuir los riesgos de morir por razones de violencia, disminución de trastornos psicológicos como ansiedad y depresión, compartir el trabajo doméstico, la afectividad familiar y aprender a resolver los conflictos sin el uso de la violencia y compartir la toma de decisiones, incorporando la visión e intereses de las mujeres.

Porque su contribución es muy valiosa  en todos los sentidos y necesitan ser visibilizados ¡Feliz día del Padre!

Carmen Márquez Calderón

Especialista en igualdad de género y Responsabilidad Social Empresarial

Fundadora de AMECSO México

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Por: Dr. Francisco Suárez Hernández. Director de Asuntos Públicos y Relaciones Estratégicas FEMSA y Asuntos Corporativos Negocios Estratégicos y División Salud. Ex Presidente del Consejo del World Environment Center.

Correo electrónico: francisco.suarezh@gmail.com

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