La sustentabilidad es el camino ineludible para que la comunidad alcance la condición de sostenible y alejemos el fantasma -cada día con cuerpo más definido- de que el daño que le hacemos al planeta termine dejándonos sin sitio donde vivir.
Claramente esta visión apocalíptica no es la única razón por la cual la sustentabilidad es el futuro ya que poner el foco en la obtención de resultados positivos tanto en el aspecto social como en el ambiental y económico hace que ese futuro asegure ser mejor para toda la comunidad.
Si todo lo que hacemos lo llevamos a cabo de manera sustentable los resultados serán beneficiosos desde todo punto de vista y abarcadores por lo que no hay razón para que no hagamos las cosas de esa manera.
Sin embargo por ahí pasa la gran dificultad para lograr el cambio sustentable: la razón; ya que somos seres emocionales que tenemos la capacidad de razonar, capacidad que ponemos en práctica en ciertas y determinadas ocasiones cuando la emoción nos lo permite.
Como somos seres eminentemente emocionales hay razones a las que les cuesta convencernos para que las consideremos como válidas por más evidencias que presenten; y la sustentabilidad no está exenta de pasar por este filtro.
Que seamos principalmente emocionales tiene mucho que ver con que los estímulos para optar por un camino o por otro dependan de lo conmovedores que se presenten.
Cuando optamos por la filantropía -con franqueza o tuneada para mostrar evolución aunque hagamos lo de siempre- se debe en buena medida a que nos conmueve la reacción que desata nuestra generosidad.
La filantropía y sus versiones es una decisión personal que resulta digna para quien la elige sin ser una opción válida para las organizaciones de ninguna especie porque no resuelven problemas ni le entregan sosteniblidad a las acciones; pero eso se apoya en razones que la emoción rechaza.
Mezcla potente
La trampa que nos presenta el hecho de que seamos seres emocionales con capacidad de raciocinio es la de buscar imponer una cualidad por sobre la otra, invalidándola.
La emoción suele prevalecer por sobre la razón porque está última es una capacidad adquirida en forma tardía, cuando ya llevábamos milenios de evolución con nuestros antecesores preocupados por sobrevivir gracias a su instinto sin espacio para razonar.
Evolucionar, en forma integral que incluye a la sustentabilidad, depende de la capacidad de entretejer emociones con razones para que los resultados sean superiores y abarcadores.
Mezclar de forma potenciadora emociones con razones nos permitirá tejer una red que nos asegure que no haya caídas que hundan en la necesidad a ningún integrante de nuestra comunidad y que podamos interactuar aportando valor para obtener valor superior como resultado.
Fernando Solari
Esta es mi opinión, pero estamos en una comunidad que se enriquece con el diálogo, y aquí abajo tenemos un cuadro de diálogo abierto para intercambiar ideas, ¿te sumás? ¿Compartís tu opinión? ¿Tu punto de vista? ¡Gracias por adelantado! Abrazo
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