COLUMNA

riqueza (4)

Sustentabilidad enriquecedora

La sustentabilidad tiene que ver con lo que hacemos y con cómo hacemos lo que hacemos por lo tanto lo primero que tenemos que tener en cuenta es que ser sustentables no requiere que dejemos de hacer lo que hacemos.

Para dejar de hacer lo que hacemos se deben dar algunas condiciones; la primera es que estemos dañando o perjudicando a alguien, en ese caso lo correcto es dejar de hacer lo que hacemos inmediatamente para disculparnos -si es que hay margen para hacerlo-, compensar el daño y pagar por nuestro error.

Queda claro que no podremos retomar lo que hacíamos en el caso anterior ya que la única compensación válida es la que ocurre cuando se interrumpe una acción que presentaba consecuencias no deseadas por ser inaceptable continuar causando daños o perjuicios a terceros por más compensación que se les ofrezca.

La generación que tenía arraigada la lógica de que por un lado se gana y por el otro se pierde es una generación que está siendo reemplazada por los millennials [aquellas personas nacidas entre los años 1980 y 2000] quienes, razonablemente consideran que las recompensas no dependen del esfuerzo y el sufrimiento sino que son logros del talento aplicado por lo que -por ejemplo- no aceptan un trabajo donde tengan que soportar condiciones que consideran inmerecidas.

Quien crea que para obtener valor debe perder parte de los suyos no solo no es millennial sino que cada día se acerca más a una categoría en franca extinción.

Obtener un sueldo no implica aceptar los caprichos de un jefe como tampoco disfrutar del objeto deseado amerita aceptar que para producirlo se hayan perjudicado a otras personas o a la naturaleza.

¿Por qué alguien tiene que perder para que otro gane? Es una pregunta que encuentra cada vez menos argumentos simplemente porque es, como pregunta, insostenible.

El progreso del mundo, y finalmente el ingreso al tercer milenio que comienza a ser real, la descalifican sin chances.

Cuestión de sentido

Si dejamos de hacer lo que hacemos, sin que haciéndolo perjudiquemos a nadie, será debido a que no genere valor.

Si lo que hacemos no genera valor, tanto para nosotros como para la comunidad, habrá llegado el tiempo en que debamos dejar de hacerlo.

Si no nos enriquece lo que hacemos no tiene sentido hacerlo porque la búsqueda de riqueza le da sentido a nuestras vidas.

Enriquecernos de forma sustentable es quizás la búsqueda más elevada que podemos fijar para nuestras vidas.

En contra de lo que presuponen quienes miran al mundo detrás de los prejuicios del milenio anterior, el enriquecimiento es sustentable porque tiene que ver con valores entre los que -por supuesto- está el dinero pero de ninguna forma es el único valor a considerar.

Si no nos enriquecemos en simultáneo con nuestra comunidad es porque en algún punto estamos abusando, tomando lo que no nos pertenece y nos terminará perjudicando.

Enriquecernos en valores, el que sea más apropiado para cada uno de nosotros en función del rol que desempeñemos en cada caso y de las circunstancias, con el enriquecimiento de la comunidad de la que formamos parte le brinda sentido a nuestras vidas y nos transforma en sustentables haciendo que lo que hagamos sea sostenible.

Fernando Solari

Esta es mi opinión, pero estamos en una comunidad que se enriquece con el diálogo, y aquí abajo tenemos un cuadro de diálogo abierto para intercambiar ideas, ¿te sumás? ¿Compartís tu opinión? ¿Tu punto de vista? ¡Gracias por adelantado! Abrazo

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Sustentabilidad superadora

La sustentabilidad tiene un grado de complejidad -relacionado con su potencia creadora de valor y abarcadora- que no impide que pueda analizarse con simpleza por ser sencillos sus componentes.

En el núcleo de la sustentabilidad está la forma en que obtenemos ganancias cuando se trata de una empresa cuya misión incluye la rentabilidad necesaria para subsistir y evolucionar.

Sin ganancias no hay empresas y las empresas son tan necesarias como valiosas para toda comunidad que pretenda evolucionar de manera positiva.

La búsqueda noble por obtener ganancias tiene dos caminos para transitar en busca del mismo resultado.

La búsqueda por la obtención de ganancias nos lleva a encontrar todo aquello que nos pueda brindar el acceso a la ganancia o a su mejora.

Si podemos tomar recursos disponibles, si esos recursos los ofrece la naturaleza con su generosidad inagotable y con su increíble capacidad para recuperarse y reponer todo aquello que le brinda al hombre para su progreso, mucho mejor.

Otro tanto ocurre con los denominados Recursos Humanos, si a las personas podemos ofrecerles no solo un trabajo digno sino que además le brindamos un salario que les permita una vida sin privaciones ni sobresaltos es justo reclamar que nos brinden a cambio toda su dedicación y energías.

Los escenarios son dinámicos por lo que toda mejora será bienvenida considerando que quien nos ofrezca un beneficio superior será bienvenido y lo tomaremos como un aporte a nuestra búsqueda de rentabilidad sin que sea necesario evaluar consecuencias.

Por este camino, tan recorrido como naturalizado avanzamos hacia la optimización de la rentabilidad sin que importe a costa de quien se logre.

Mejora abarcadora

En relación con los caminos siempre los hay alternativos y el hecho de que algunos sean los más utilizados, tanto como para que se hagan costumbre y se den por descontados, de ninguna forma los hace mejores.

La búsqueda de la necesaria rentabilidad nos permite utilizar, para llegar a ella, caminos diferentes que nos ofrecerán resultados superadores.

El camino de la generación de riqueza es el que sobresale en este sentido ya que depende de un inicio en el que consideremos que lo que vamos a obtener será resultado equivalente de lo que generemos.

Si nuestro desarrollo tiene en cuenta a la naturaleza de manera tal que se enriquezca como consecuencia lo que obtendremos será riqueza también para nosotros en diferentes formatos que incluyen, como no podría ser de otra forma, a la rentabilidad.

Si generamos beneficios para las personas que trabajan con nosotros de manera tal que sus talentos se puedan desarrollar al máximo el resultado que obtendremos será superior al que podríamos aspirar de otra forma.

Si como consecuencia de nuestro desempeño beneficiamos a la comunidad de la que formamos parte nos beneficiaremos nosotros como miembros directos superando en mucho los resultados en términos de rentabilidad a los que podríamos aspirar de otra forma, aunque en ese caso no fueran sostenibles.

La sustentabilidad nos permite obtener el máximo de rentabilidad para nuestras empresas siempre y cuando lo busquemos persiguiendo el enriquecimiento de todos los que están involucrados con nuestra búsqueda.

Desde la sustentabilidad la eficiencia no equivale a la velocidad con la que obtenemos nuestra merecida rentabilidad sino a lo sostenible y abarcadora que ésta sea.

Fernando Solari

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Sustentabilidad colaborativa

El estado de la sustentabilidad es tan claro y estable como concreto; a la espera de que seamos capaces de generar -a través de todo lo que emprendamos, individual o grupalmente- en forma simultánea enriquecimiento económico, social y ambiental.

Para llegar a la sustentabilidad tenemos que superar algo mucho más profundo que nuestra  zona de confort, lo que tenemos que modificar son creencias incorporadas y consideradas válidas por muchos durante demasiado tiempo.

Posiblemente uno de los obstáculos más francos que se interponen entre nosotros y la sustentabilidad sea nuestra tendencia a la acumulación.

Hay miedos involucrados como hay evidencias que presentan a la acumulación como el modelo a seguir; si tenemos más seremos más y por obtener más haremos lo que haga falta hacer.

Lo necesario por obtener más puede estar a nuestro alcance o podemos poner energías en obtenerlo; podemos tener paciencia o indagar por las “vías rápidas” que nos permiten aumentar la acumulación.

Si el valor consiste en acumular todo lo que nos lleve hacia el éxito es un medio, si es tan importante acumular transformaremos lo que sea en herramienta para alcanzar lo que perseguimos.

Esta creencia, en buena medida, es la que alimentan los rankings de megamillonarios que hace que el resto soñemos con integrarlo, como sea; y los rankings suelen ser generosos porque incluyen a políticos corruptos, a narcos y a quienes han acumulado ganancias a costa de la naturaleza y las personas que los rodean ya que esta mirada los transforma en herramientas.

Mientras tanto, por fuera de los rankings, la riqueza no desborda ni salpica y la moda de donar la mitad de la fortuna de quienes superan la línea de los billonarios no logra más resultados que espacio en la prensa con autoelogios cruzados.

Dejar de mantener para generar

Los hechos tienen su peso y las evidencias están modificando la tendencia de la acumulación para llevarla hacia la colaboración.

Enriquecerse en soledad se transforma cada vez más en insostenible porque lejos de llamar la atención a los medios y la admiración de los contemporáneos atrae al peligro.

El peligro de la riqueza en solitario es lo insostenible de ser rico en un mundo de pobres, la atracción por la obsecuencia y la seguridad de que el daño que le hacemos al mundo y a la comunidad es un daño autoinflingido.

La colaboración permite que ganemos mucho más de lo que podemos ganar acumulando porque ganamos en una diversidad de valores más amplia y porque integrando al resto de la comunidad a los resultados éstos se aceleran y mejoran.

Colaborar con el resto de la comunidad considerando al medioambiente como parte nuestra genera valor integrador, duradero y superador a cualquier otra forma temporal.

La colaboración pone en marcha una potencia que demuestra que lo que se acumula pierde sincronicidad con el mundo que sigue generando valor y evolucionando sin tener en cuenta aquello que se detiene.

Quitar del circuito de colaboración recursos no es más que condenarse a perder la energía creadora, a quedarse sin vida.

Colaborar es la forma de llegar, antes y mejor, adonde nos conviene a todos llegar; a una vida sustentable que nos permita saber que el futuro siempre será mejor para todos y cada uno.

Fernando Solari

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Sustentabilidad creadora

La sustentabilidad, a pesar de ser una actividad de reciente aparición requiere un cambio de foco para llegar adonde todos esperamos que arribe.

La sustentabilidad tiene un arrastre de origen que debe ser corregido; para aquellos que la consideran como el resultado de la evolución de la RSE [Responsabilidad Social Empresaria] la contaminación principal es la de tener a la culpa como disparador.

Si las empresas tienen que demostrar que son responsables -siendo que técnicamente se trata de un absurdo ya que es imposible que una empresa se mantenga en el mercado siendo irresponsable y, si a pesar de todo  lo hiciera, es deber del gobierno interrumpir su actividad; y de la comunidad denunciarla para que esto ocurra tan pronto como para evitar los efectos dañinos de toda actividad irresponsable- tenemos un problema que debe ser enfrentado y resuelto.

Si parte del problema es que en buena medida los gobiernos necesitan de las empresas para dinamizar la economía, y esa necesidad los lleva a aceptar acuerdos efectivos y notables a corto plazo, pero inconvenientes para la comunidad y el ambiente compartido a largo plazo; quienes tienen que trabajar en profundidad sobre los conceptos de la sustentabilidad -y la forma de avanzar hacia donde ofrece sus logros- son esos mismos gobiernos.

La comunidad suele demandar lo que conoce y lo que identifica como valor por lo tanto un trabajo de fondo ineludible es el de evangelizar, difundir en la comunidad aquellas actividades que le generarán bienestar sostenible; y capacitarla para que logre alcanzarlo sin dependencias.

Si el valor predominante sigue siendo el económico, si el objetivo compartido se concentra en lograr riqueza económica en forma casi exclusiva la responsabilidad parte de quienes definen el marco de actuación de todas y cada una de las actividades; si los políticos -quienes tienen en sus manos estas decisiones- se transforman en personas tanto o más ricas que muchos de los empresarios más hábiles y capaces nos encontramos con un sistema subvertido que debe recuperar su rumbo natural.

Si partimos de la culpa solo vamos a considerar como válida la compensación; y la sustentabilidad no consiste en dañar para luego reparar sino en generar riqueza en valores de forma positiva, haciendo que los recursos disponibles rindan más y mejor siendo más abarcadores.

Crear antes que compartir

En buena medida las tendencias evolutivas se enfocan en compartir con la intención de integrar con diferentes denominaciones de significados similares; así es como surge el concepto de “beneficios compartidos”, el de “valores compartidos” y otras tantas versiones.

Cuando compartimos en alguna medida distribuimos y al hacer esto lo que logramos es que se mantenga la metáfora que considera al mundo como una ecuación cuyo resultado es cero.

Una ecuación donde cada uno de los términos representan a las personas que componen la comunidad de manera tal que algunas tienen menos que otras, algunas no tienen nada, otras tienen mucho y así se presentan las diferentes variantes tanto como pasa en la vida real pero en este caso con la característica de que el resultado es igual a cero; considerando esta característica como equilibrio e identificándolo con la naturaleza.

El problema de una ecuación cuyo resultado es cero consiste en que para que un término [una persona] obtenga más [de lo que sea en cada caso, ya que la metáfora funciona con independencia de las unidades -puede ser dinero, alimentos, bienes…-] otro tiene que perder.

Si planteo el concepto de “beneficios compartidos” implica que un empresario -por caso- deberá compartir sus ganancias con la comunidad, significa un planteo francamente injusto; e innecesario.

Una cosa es que no gane a costa de la comunidad ni del medioambiente pero otra bien distinta es que deba compartir sus ganancias.

La sustentabilidad depende, y hacia allí debe recuperar su norte, de su capacidad de generar valor; valor que depende del rol de cada una de las personas involucradas.

No todos desean dinero en todas las circunstancias, incluso para las empresas cuyo sentido lo encuentran en la obtención de lucro hay valores que preceden al dinero y sin los cuales es imposible obtenerlo.

El enriquecimiento en valores ocurre cuando coCreamos valor y obtenemos valor a cambio quedando todos y cada uno de los involucrados mucho más ricos y con posibilidades ciertas de progreso hacia donde dispongamos poner nuestras energías.

Hacia donde nos conviene hacerlo, hacia el bienestar de la comunidad y de cada uno de sus miembros en un medioambiente fértil y generoso.

Fernando Solari

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